La Gran Bestia
¿Alguna vez en tu vida has querido irte muy muy lejos?
Algo así como desaparecer, tranquil@, entiendo perfectamente esa sensación. Pero sorprendentemente no viene sola, o al menos, no en mi caso. Ella llega a mi con un montón de palabras aglomeradas en mi garganta, con agua salada y una abrumadora ganas de querer ahogarme. De rabia, impotencia y de dolor. Yo la llamo La Gran Bestia. Si aún no entiendes de lo que hablo, te la presentaré: Es una bizarra mezcla de todos tus errores, del estrés, de las injusticias de las que has sido víctima, de la incomprensión, de lo que has callado y de tus miedos. Nace en ti como un pequeño parásito, que tus amigos van descubriendo y que tu propia familia va alimentando, pero oh-oh, pobre de quien este cerca de ti cuando La Gran Bestia te consuma. Es curioso como las personas se lamentan luego de que las palabras han sido dichas, luego de que ya causaste el daño. Luego de que ya no estás. Siempre que leo esas historias de profundas depresiones, de ataques de ansiedad o de pánico, de suicidio, me parecen tan lejanas, tan ajenas a mi, que cuando llega el momento, no estás preparado. Algo de lo que las personas no están tan conscientes hoy en día es que las palabras duelen, duelen más que una apuñalada o un disparo, de eso algún día te recuperas o te mueres, en cambio las palabras siguen en tu cabeza día tras día, hasta que el dolor es inaguantable. Hasta que consume cada parte de ti y la única forma de darle fin eres tu mismo. De una manera u otra. Para ti, que te consumió La Gran Bestia, no estás solo. Por si te preguntas, yo también estoy tan destruida como tu.
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